lunes, 28 de enero de 2013

Candlemass, Psalms for the Dead



(Napalm, 2012)

Desde la primera vez que escuché a Candlemass, he asociado su sonido con la idea que tengo de lo que es el Heavy Metal, el original, el clásico. Es cierto que no sé apenas nada del Heavy de los 80, pero en esto no importa porque no pretendo ser objetivo: los primeros discos de Candlemass suenan, en mi experiencia, al Heavy Metal, tal como siempre lo he concebido. Podría decir, sin salir del marco de mi experiencia personal, que Candlemass es el Heavy clásico, pero digamos mejor que es mi banda favorita de Heavy clásico.

Y eso, por Crom, es lo que hay en este disco: Heavy clásico oscuro y contundente, con alternancia de partes lentas y rápidas, geniales solos de guitarra y tramos instrumentales, una voz tremenda y expresiva, estribillos pegadizos, letras de fantasía... Es decir, el Doom original de Candlemass, iniciadores de la tradición y primeros guardianes de la llama sagrada: "We are the guardians of the purple flame", cantan en "Prophet". Posiblemente destacan algunas canciones sobre otras, especialmente "Prophet", "Dancing in the Temple (Of the Mad Queen Bee)", "The Lights of Thebe", pero hay calidad en todo el disco, y cada canción tiene su atractivo o su pasaje interesante. Un disco que recuerda poderosamente, tanto en su sonido como en sus estructuras, a ese Heavy oscuro de fantasía, a ese Doom tradicional, de principio a fin, cosa que es muy de agradecer. Esta vez, Candlemass ya no han tratado de sonar modernos y agresivos, como me pareció notar en el por otra parte estupendo Death Magic Doom, sino que han vuelto a los orígenes, con todas las consecuencias, recuperando ese alma de sus primeros discos en uno que bien podrían haber hecho en los 80. Este sabor clásico se ve incrementado por un uso muy retro y delicioso de teclados, incluido ¡ese hammond! La voz de Robert Lowe suena impresionante, y por primera vez creo notar un eco claro a su trabajo en Solitude Aeturnus, concretamente al final de "Prophet".

Candlemass se despiden en "Black as Time" (si es que esto es una despedida) con una lección magistral sobre el tiempo, la muerte, y la vida, que seguramente todo amante del Doom sabrá apreciar y recibir con una sonrisa. Si lo es, es una despedida de lujo, con un disco notable que, lo más importante, retorna a las raíces y sabe a clásico, dejando muy buen sabor y un buen testimonio de la brillante carrera de esta gran banda. ¡Larga vida a Candlemass!

domingo, 27 de enero de 2013

Autechre, Quaristice


(Warp, 2008)

Empieza frío y urbano en "Altibzz". Urbano porque me hace imaginar que vago por la ciudad, solo, un sábado por la noche. La sensación de oscuridad y aislamiento continúa en las siguientes pistas, pero uno deja atrás la ciudad y se adentra en un abismo mental, o computacional, de mensajes indescifrables. Diálogos misteriosos entre hombres y máquinas, engranajes mecánicos que tal vez sean meros símbolos formales de conceptos metafísicos, siempre la voz humana tratando de decir algo, deconstruida, perdida entre ecos, percusiones autoconscientes tratando de decirnos algo, perdidas entre sí. Eso es. Los ruidos de Autechre saben que están ahí y tratan de decir algo. Voy a ver si entiendo... En "Simmm", el viaje se vuelve más amable al principio, sus artífices juegan con nosotros presentándonos algo que se acerca más a nuestra idea de la música, pero en seguida irrumpe ese caos vivo de reflejos multiformes, y a veces la claridad de un ambient cósmico inesperado, que aparece en ondas. Estamos ya muy lejos de casa, aquí. Disfrutemos del viaje.

dum... dum... dum dum... dum... ¿Pero qué es esto? No tengo ni idea. Pasa el tiempo (o avanzo en el espacio, no lo tengo muy claro) y la música empieza a volverse un espacio tridimensional y miro a mi alrededor. "rale" narra mi paso por la Ciudad de las Máquinas, muy atareadas preparando la invasión de Zion. Pero todo pasa, y vientos cósmicos iracundos me arrastran a algún otro lugar. ¿A dónde? No-lo-sé. Para cuando me dejan en tierra, no me importa, porque hay una fiesta de chispas bailarinas que me invitan a bailar. No pensé que perdería mi cuerpo, pero aquí estoy, convertido en chispa, familiarizándome con el verdadero sentido de la palabra electrónica. A partir de ahí, el viaje se hace muy confuso para mí, porque soy trasladado como energía a través de un complejo de cables enmarañados que ni siquiera tienen entidad física.

Tras dar vueltas por mundos diversos donde la vida orgánica y la vida artificial se vuelven indistinguibles la una de la otra, algo acaba alineando de nuevo la realidad urbana, y me encuentro otra vez vagando por la ciudad, pero algo ha cambiado. Me he traído la oscuridad conmigo. Las formas han ganado una información nueva a mi alrededor. ¿Sigo siendo humano?

Autechre, ¿abstracto, intelectual? No sé. Aquí al menos, lo que hay es un viaje a otros mundos, imaginarios e interiores. Alienígenas, sí, pero susceptibles de ser imaginalmente procesados, disfrutados.

lunes, 21 de enero de 2013

Beru, Fire Eyes Gather Souls


(Digitalis, 2012)

Hace unos meses le eché una escucha, por mediación de un amigo, a una cinta titulada Daughter of Eve. A él le hizo soñar con historias de sirenas bajo el mar, pero conmigo, en aquel punto, la magia no funcionó. Ha sido con esta maravilla donde la conexión se ha establecido.

Desde el principio, la voz de Beru me introduce en un mundo onírico, subacuático y espectral de sirenas e historias de amor envueltas en penumbra. Guitarras eléctrica y acústica, notas y ambientes sintéticos, coros celestiales, ocasionales ritmos electrónicos, cuerdas y demás instrumentos, ruidos y efectos varios, sonidos del mar, y por encima de todo el encanto invencible de su voz de sirena, forman un collage sonoro que juega con la confusión y la paz, la distorsión y la belleza. La etiqueta doom metal aparece en su bandcamp y para nada se me habría ocurrido adjudicársela, pero algo de eso hay, aunque muy asumido e integrado en algo totalmente diferente, más cercano al folk mágico, el pop onírico y el drone.

Esta música increíble es como una pintura surrealista y oscura que invita a perderse en la profundidad oculta en sus detalles, que de hecho te lleva de viaje a otro mundo en cuanto atrapa tu atención con sus ecos lejanos. Ahora mismo, lo más bonito del mundo es la voz de Jessica Collins cantando te quiero y envolviéndome en su abrazo para llevarme flotando a un sueño de imágenes misteriosas y melodías conmovedoras.

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A few months ago I listened to a tape called Daughter of Eve, thanks to a friend. It made him dream of stories about mermaids under the sea, but at that point the magic didn't work to me. With this wonder, though, the connection is established.

From the beginning, Beru's voice introduces me into a dreamlike, underwater, spectral world of mermaids and love stories in half-light. Electric and acoustic guitar, synthetic notes and environments, heavenly choirs, occasional electronic beats, strings and other instruments, noises and effects, sounds of the sea and, above all, the invincible charm of her mermaid voice, all of them form a sound collage in which the game is about confusion and peace, distortion and beauty. Although I'd never thought of tagging it as doom metal, as seen in her bandcamp, there is indeed some of it here, but very integrated into something completely different, closer to magical folk, dream pop and drone.

This amazing music is like a dark surrealist painting, that invites you to loose yourself in the depth hidden in its details, actually it takes you travel to another world just when its distant echoes grab your attention. Right now, the most beautiful thing in the world is the voice of Jessica Collins singing I love you and embracing me to take me floating to a dream of mysterious visions and moving melodies.


[publicado primero, en español, en microphones in the trees.]

Sawi Lieu, Fluorescence


(Experia, 2012)

Me encantan esos discos que parecen narrar historias sin palabras, porque uno puede imaginar sin límites lo que los sonidos, en su juego de luces asombroso, le sugieran. En este breve cuento de colores brillantes, el narrador e ilustrador se llama Sawi Lieu y es un músico de Indonesia que juega en ese diálogo entre mundos de ayer y hoy. Su viaje fragmentario de viñetas recortadas y pegadas a modo de collage empieza accidentado, acelerado como la vida moderna pero, tras hacernos pasar por una abducción extraterrestre, desemboca en cálidos y calmos paisajes astrales donde asistimos a meditaciones guiadas por algún ser luminoso que, llegado el momento, toca la campana.

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I love those albums that seem to tell stories without words, because you can imagine without limits whatever the sounds, in their amazing play of light, suggest you. In this bright coloured short tale, the name of the narrator and illustrator is Sawi Lieu and he's a musician from Indonesia who plays in the dialogue between past and present worlds. His fragmentary trip of vignettes cropped and pasted as a collage begins as rugged and accelerated as modern life, but after taking us through an alien abduction, it arrives to warm and calm astral lanscapes where we attend meditations guided by some being of light who rings the bell when the time comes.


[publicado primero, en español, en microphones in the trees.]

miércoles, 16 de enero de 2013

Stag Hare, Spirit Canoes


(Inner Islands, 2011)

Es difícil describir lo bonito, vivo y agradable que es este disco. Dentro de los límites temporales en que se desarrolla, es una armonía interminable. Transmite paz, alegría y bienestar, con esas melodías simples repetidas en bucles vivos que no cansan nunca, en un marco ambiental donde la repetición y la variación se unen en una sutil jam hipnótica que nunca pierde la orientación a la luz y el sentirse bien.

Debe de haber pocos discos tan totalmente comprometidos con la eufonía y la armonía como este lo está. Stag Hare se sirve de sonidos de agua, cantos de pájaros y demás nature recordings, delicias percusivas de metal y madera interpretadas por el viento, drones electroacústicos que vibran en altas frecuencias de felicidad e intención positiva, guitarra, flauta, un folk y una electrónica que celebran la luz y la nueva conciencia, una especie de fiesta ambient de paz y amor en un paraje salvaje. Parece demasiado bonito para ser cierto, ¡pero es! Todos esos trazos del Paraíso que asomaban en las guitarras reverberantes de los Animal Collective de Feels o en los paisajes electroacústicos de Mountains, están aquí ampliados y explorados para goce de nuestros sentidos.

El sonido de Spirit Canoes es, desde que entra el primer ritmo en medio de los sonidos de la naturaleza, la manifestación de un gozo auditivo que esperas que nunca acabe, y afortunadamente no acaba y sigue expandiéndose en calma, acariciándote, acompañándote con su juego rítmico, disfrutando contigo y armonizando el espacio al desplegarse en el tiempo. Un sonido que evoca paisajes naturales ensoñadores, de belleza exuberante, que tal vez sólo existan en el reino de la imaginación, pero que vibran con la vida de esos escenarios paradisíacos bien presentes de nuestra madre Tierra. Es muy de agradecer que haya músicos abriéndose a esos espacios interiores de los que surge esta música. Música verde para danzar en el Paraíso.

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It's hard for me to describe how beautiful, how alive and pleasant is the music in this record. Within the time limits in which it develops, it is an endless harmony. It transmits peace, joy and happiness, with those simple melodies repeated in living and never bored loops, in an environmental framework where repetition and variation are joined in a subtle hypnotic jam, never losing their orientation to light and positive feelings.

There must be very few albums, I guess, so totally committed to euphony and harmony as this is. Stag Hare uses watery sounds, bird calls and other nature recordings, as well as metallic and wooden percussive delights played by the wind, electroacoustic drones vibrating at high frequencies of happiness and positive intention, guitar, flute, folk and electronic music celebrating light and new consciousness, a sort of ambient party of peace and love in a wild place. It sounds too good to be true, but it is! All these glimpses of Paradise which appeared in those reverb guitars from the Animal Collective of Feels or in the electroacoustic landscapes from Mountains, are here expanded and explored for our senses to enjoy.

From the very first beats amid the sounds of nature, Spirit Canoes sounds like the manifestation of an aural joy that you hope will never end, and fortunately it just keeps expanding in calm, caressing you, accompanying you with its rhythmic play, harmonizing the space, enjoying with you while unfolding in time. A sound that evokes dreamy landscapes of lush beauty, perhaps only existing in the realm of imagination, but indeed vibrating with the life of these paradise-like landscapes, really present on our mother Earth. It is very appreciated that there are these musicians opening themselves to the inner places from which this music comes. Green music to dance in Paradise.