domingo, 6 de enero de 2008

Murcof, Cosmos


(Leaf, 2007)

El mexicano Fernando Corona compuso ya en 2002, con su álbum de debut Martes, un disco al menos notable, y que algunos consideran una de las cumbres de la experimentación electrónica de la década de 2000. Combinó la música clásica y la electrónica en un ejercicio de síntesis y minimalismo que jugaba con los sonidos electrónicos, los instrumentos clásicos, los ritmos mínimos y los silencios con gran discreción y un notable sentido de la medida, resultando un disco elegante y sereno, simple a la vez que complejo, repleto de originalidad, que le confirmó como uno de los músicos electrónicos más respetados e influyentes de su generación.

Tras cinco años de camino a través de Utopia y Remembranza, llega Cosmos, una obra más ambiciosa y épica donde Corona, partiendo de un sonido propio fraguado y reconocible, explora dimensiones más amplias sin perder la elegancia que le caracteriza a la hora de crear composiciones delicadas donde cada tono llega en su justo momento. Aquí hay melodías austeras con ritmos discretos en paisajes sosegados, cargados de sensibilidad; en esta línea, "Cielo" y "Cometa" son los temas más rítmicos y previsibles, los más cercanos a sus anteriores trabajos. Lo épico, lo novedoso, se desarrolla en el resto de las piezas: "Cuerpo Celeste", con su órgano y su ambiente de vacíos cósmicos, abre el disco con solemnidad como la introducción de una space-opera; las dos partes de "Cosmos" despliegan un ambient de ciencia-ficción de reverberantes intensidades sinfónicas. Con "Oort", se toma su tiempo a lo largo de doce minutos para cerrar el disco entre la calma y la oscuridad de ignotos abismos siderales.

Cosmos es una obra ambiciosa que apunta a la grandiosidad de lo épico y lo orquestal sin perder el sentido de la medida marca de la casa. El tono es oscuro y el clima frío, cierto, pero la sensibilidad de la música de Murcof, en mi opinión, no llega nunca a dejarse deslizar del todo en las simas de la melancolía; antes bien, las composiciones de Cosmos resultan calmas y reflexivas, hipnóticas, evocadoras y ambientales.

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