(Kill Rock Stars, 2007)
El rock deconstruido y vuelto a montar con un saber hacer que asombra por la armonía y la musicalidad del puzzle final. Energía, luminosidad y optimismo recorren este collage de noise guitarrero y art-pop multicolor, directo y experimental a un tiempo. Como si una obra maestra del rock progresivo se hubiera fracturado en canciones pegadizas de tres minutos. Imposible resistirse a su encanto.
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