(2013, Space Slave)
Desde hace algunos años, Garrick Biggs ha venido haciendo, bajo el nombre Stag Hare, una música de las más bonitas y fascinantes que han llegado a mí. Es uno de esos casos en que el hecho de que un artista no sea masivamente conocido y amado me resulta en cierto sentido extraño e incomprensible. Pero tampoco voy a tratar de explicármelo; simplemente me permito disfrutarlo, y recomendarlo. De su discografía, conozco Black Medicine Music y Spirit Canoes, ambos maravillosas obras de arte que me transportan a un mundo paradisíaco de una gozosa manera que no puedo explicar. A alguien a quien tuviera que contar de qué va su música haciendo referencia a palabras conocidas, le podría mencionar a Animal Collective, la psicodelia, el folk y el drone, tal vez el ambient techno de Gas y la sensibilidad new age. Pero nada de eso es verdaderamente descriptivo, porque lo que hace Stag Hare es nuevo y profundamente creativo. Algo más justo podría ser apuntar a las maravillas que vienen surgiendo desde hace unos años del sello Inner Islands, siempre una mina de piedras preciosas por descubrir.
En todo caso, un nuevo disco de Stag Hare, como se comprenderá, es una noticia de las mejores, en esto del amor y la música. A estas alturas, la perspectiva parece indicar que el progreso desde Black Medicine Music hasta aquí ha apuntado a una cada vez mayor presencia electrónica en la urdimbre orgánica de sus canciones. La psicodelia folk de Spirit Canoes ya tenía mucho de eso y su espíritu tribal sonaba casi casi a música de baile, si bien propia de alguna fiesta en el paraíso. En Angel Tech, el músico parece haber dado un paso más en ese sentido porque, además de sonar esta vez menos acústico y más electrónico, asoman a veces ritmos modernos, más urbanos que tribales, lo que, combinado con el sonido general de paz y felicidad que tan bien sabe transmitir el autor con sus drones y su uso repetitivo de melodías simples, da lugar a un conjunto fresco y armónico que suena a la vez natural, bailable y espacial. Alguien ha dicho "New Age house" (Weed Temple). Algo así.
*
In recent years, Garrick Biggs has been making some of the most beautiful and fascinating music I've heard under the Stag Hare moniker. This is one of those times when the fact that an artist is not widely known and loved is so strange for me. But I'm not going to try to explain it, let me just enjoy and recommend it. I knew Black Medicine Music and Spirit Canoes, both wonderful works of art that transport me to some kind of paradise in a joyful way I cannot explain. If I had to tell someone what this music sounds like by doing reference to known words, I could mention Animal Collective, psychedelia, folk and drone, maybe the ambient techno of Gas and a New Age sensitivity. But none of that is really descriptive, since what Stag Hare is making himself is new and deeply creative. It would be fairer pointing to the wonders that have been emerging in recent years from the label Inner Islands, a mine of gemstones to discover.
In any case, a new Stag Hare album, as you will understand by my words, is one of the best news in this house where love and music are the main interests. At this point, perspective suggests that progress from Black Medicine Music has had something to do with a growing presence of electronics in the organic warp of his songs. The folky psychedelia of Spirit Canoes had already plenty of that and its tribalism sounded almost like dance music, although more suitable to a party in paradise. In Angel Tech, the musician seems to have taken a step in that direction for not only this time it sounds less acoustic and more electronic but also there are some modern rhythms, more urban than tribal, which combined with the overall mood of peace and happiness that so well the author knows how to transmit with his drones and this repetitive use of simple melodies, result in a fresh and harmonious kind of music, sounding natural, danceable and spacey at the same time. Someone said "New Age house" (Weed Temple). Something like that.
No hay comentarios:
Publicar un comentario