lunes, 20 de junio de 2011

Isole, Bliss of Solitude



(Napalm, 2008)

Quizá por ser el primer doom que escuché, este disco tenía un encanto especial. Oscuro, poético, misterioso, mágico en esos acordes siniestros, en su aura de misticismo. Fácil de escuchar por su voz limpia y su producción impecable, por su destreza melódica. Complejo aun  así, con vetas de progresivo e instrumentación diestra y precisa. Potente sin perder el sentido de la medida. Lento, por lo general, pero también con pasajes rítmicamente desbocados ("Aska").

Escuchar "By Blood" las primeras veces, recibir esa lluvia sonora que arreciaba por fases, para al final bañarte en sus melódicas  oscuridades, fue una revelación, una invitación para adentrarse en eso del doom, en sus bosques oscuros. Se me antojaba esta canción, entonces, como un himno vampírico, un canto a y desde la cálida oscuridad. Sigue sonándome como un auténtico temazo, una canción redonda y poderosa, con un aire casi pop, pegadiza y emocionante, perfectamente capaz de hacer estragos incluso fuera del contexto doom y hasta metalero. "Shadowstone" es, para mí, la otra perla del disco, un viaje progresivo de paisajes sonoros épicos, fantásticos.

Isole, pese a las influencias, tiene un sonido propio, muy diferente al de muchos otros actuales etiquetados como doom "tradicional". Cogen un poco de aquí y de allá y lo usan con buen hacer, lo integran a su modo. Da la impresión de que son capaces de mucho más. Intriga el camino que vayan a seguir.