miércoles, 14 de junio de 2006
Manta Ray, Torres de Electricidad
(Acuarela, 2006)
Conciliación de opuestos: elaborado y sencillo, contundente y delicado, hiriente y dulce, denso y directo, apresurado y sosegado. Pero siempre en la penumbra. Desde la tranquila mecanicidad de "Don’t push me" o "No avant-garde (elektronik)" hasta la apabullante ternura de "Añada para Celia", hay en este disco un camino de paisajes variados donde rabia, esperanza, dolor y vitalidad encuentran su expresión estética a través del experto rock artesanal de estos artífices de electricidad experimental. Y ello con un uso bastante parco (aunque intenso) de la voz, que desgrana unas letras breves pero efectivas y en ocasiones deliciosamente líricas y memorables: "¿por qué evadirse a otros mundos aún más pequeños, si mis ojos también se cierran ante lo real?".
El camino de Manta Ray ha sido siempre personal y audaz. Torres de Electricidad es coherente con el camino andado y da un paso más allá, resultando accesible, vanguardista, potente y emocional. Se nota esa cercanía tan propia de la banda, ese mimo con el que parecen tratar su música y el corazón del que escucha. Digna entrega de un proyecto de primer orden, este disco está compuesto con la maestría, la experiencia y la inspiración de una banda de rock única y esencial.
viernes, 19 de mayo de 2006
Stereolab, Fab Four Suture
(Too Pure, 2006)
El laboratorio artesanal de Stereolab sigue produciendo joyas de art pop con sabor a felicidad. Siempre moviéndose sobre las bases de la experimentación hija del krautrock, el lounge retro y la dulzura pop, sus canciones mantienen a lo largo de los años una calidad que es ya sello de la casa. Sin abandonar el sustrato de siempre, la renovación es constante y el resultado brillante.
Fab Four Suture, pese a ser una recopilación de singles aparecidos antes en vinilo, se escucha como un disco unitario, redondeado por la inclusión al principio y al final de las dos partes de "Kyberneticka Babicka". Este delicioso juego coral, donde lo maquinal se viste de colores, me asombró en su día, ¡qué maravilla!, y es de mis favoritas del grupo. Las demás canciones son más directas y convencionales, aunque lo experimental está integrado en su estructura y a veces cuenta con pasajes propios; cada una explora diferentes caminos, siguiendo fieles al característico sonido de sustrato de Stereolab, clásico y vanguardista a un tiempo. La voz de Laetitia Sadier, en perfecta consonancia con esa maquinaria comunitaria de instrumentos y electrónica, se nos lleva de viaje a través de pequeñas joyas como "Eye Of The Volcano", "Plastic Mile" o "I Was A Sunny Rainphase".
Aparte de que la calidad que la banda ha mantenido a lo largo del tiempo es algo así como un sello de la casa, esta colección tiene para mí un nivel que nada tiene que envidiar a algunos discos más populares, y muestra a unos Stereolab muy hábiles y creativos.
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